martes, 27 de mayo de 2008

Músico de la semana: Charles Mingus


De nombre Charles, antes que "Charlie", un diminutivo que detestaba, Mingus (1922-1979) creció en el ghetto de Wats, en Los Angeles, uno de los más afectados por los violentos tumultos del verano de 1965.
Criado en el aprendizaje de la música clásica, Charles frecuentaba con su padre la iglesia metodista y con su madrastra, la iglesia de Holiness. En algún momento reconoció su inclinación por esta segunda cofradía de "atmósfera más salvaje, menos inhibida", donde se tocaba blues y se daba rienda suelta a los hechizos conjurados por un predicador. Mingus, que descubrió a Ellington a los 9 años a través de la radio, aprendió a tocar violonchelo y trombón. Los prejuicios raciales de un director lo convirtieron en protagonista de un incidente que lo obligó a abandonar la orquesta de su escuela.
Entre 1941 y 1943 tocó con Louis Armstrong; tres años más tarde, se unió a Kid Ory y Lionel Hampton hasta que finalmente unió el sonido de su contrabajo al de tríos más intimistas.
Tocó con Art Tatum, Stan Getz, Charlie Parker y Bud Powell y celebró con estos dos últimos Dizzy Gillespie y Max Roach un concierto legendario en Toronto, que grabó para su flamante sello Debut fundado en 1953.
Cumplió su sueño al entrar a la orquesta de Ellington de la que fue expulsado a causa de una nueva disputa sobre temas raciales, ahora librada contra Juan Tizol. Por esos años comenzó a componer sus primeras obras experimentales que dieron paso a los Jazz Workshop, núcleo de excepcional inventiva, provocación, agitación y explosión de las formas.
En el complejo universo mingusiano que la marca de Ellington ilumina conviven el gospel, el blues, el bebop y el cool junto con la música de tradición académica de Europa.
“Somos nosotros quienes creamos nuestra propia esclavitud, pero yo seguiré rompiendo barreras y descubriendo qué clase de hombre soy a través de mi música. Es esa la única forma que tengo de ser libre”. En esta sentencia que Charles Mingus expresó frente al periodista Nat Hentof, se cifra el espíritu libertario de su música.

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