domingo, 28 de marzo de 2010

Sobre Haruki Murakami














Sputniks (Los impresentables)

Sobre Haruki Murakami – Analía Debernardi*



Del escritor japonés Haruki Murakami se ha hablado mucho (ha publicado una nueva novela, su estilo es desenfadado para ser oriental, corre triatlón, tiene una casa en Hawai, tuvo un club de jazz); pero hay algo que atraviesa sus textos y lo hace inolvidable: su colección de personajes. No es su prosa seductora, ni el modo cinematográfico en que sitúa los espacios, en mi lectura, son los personajes, que llevan la marca inconfundible del autor.

Hay familias bien que muestran siempre a sus hijos más destacados, a los atletas o deportistas, socialmente aptos, y en cambio esconden a un hijo mustio, chueco o loco, en el fondo placard. Es el impresentable, al que guardan con recelo, al que desprecian. Los personajes de Murakami, en mi lectura, son los escondidos en el placard, una colección de hijos mochos, que el escritor nacido en Kyoto saca a la luz, y presenta con maestría.

El autor encuentra en esta falla de origen (locos, tontos, rengos, suicidas), su encanto. Haruki Murakami, nacido en 1949, no le teme a los clichés, sus relatos se construyen sobre lugares comunes que funcionan, son creíbles, conmueven, a veces contra toda racionalidad. Pero el imaginario del autor es también onírico y surrealista, especialmente desde Kafka en la orilla (2002) en adelante.

Hay un ciego que me recuerda a los personajes de Murakami. En “Cosas que quieres hacer bien” el cuento de Lorrie Moore incluido en Pájaros de América (1998), el ciego Quilty intenta ir de viaje con su amante, el pintor Mack, y su perro lazarillo, Guapo. La ceguera es uno de los principales atractivos de Quilty, el lector se pregunta cómo se las arregla alguien no vidente, gay y en crisis con su pareja, para salir adelante en un viaje turístico. Este juego de elementos conflictivos, seduce al lector sin remedio.

SHIMAMOTO

Shimamoto, la renga de Al Sur de la frontera, al oeste del sol (1992), me recuerda al ciego Quilty. Estos “desencajados”, en continua búsqueda, con algún problema físico o impedimento personal que los tortura, llevan de la mano al lector hacia la trama. Otros personajes emparentados con Shimamoto son Nakata, el anciano tonto de Kafka en la orilla, o Naoko, psicológicamente border de Tokyos Blues, Norwegian Word, O Sumire, la escritora adolescente de Sputnik, mi amor, desorientada y confusa, que se enamora de una mujer mayor que ella y busca una vida salvaje leyendo a Kerouac. Los personajes son bellos por mochos, si arreglaran sus problemas de base, perderían el encanto.



La renga Shimamoto es uno de “del placard“ más entrañables. Hajime, el protagonista de Al sur de la frontera, al oeste del sol, pasa las tardes en la casa de su compañera Shimamoto, que es nueva en la escuela y tiene una leve cojera en una pierna. En su infancia, Hajime la ayuda a llevar los libros y la acompaña hasta su casa. La fascinación de Hajime por Shimamoto se despliega alrededor de la cojera de ella, él atribuye la misteriosa personalidad de su compañera a este problema físico. Hajime descubre, en las tardes lentas como el modo de andar de Shimamoto, un mundo hecho de discos de música clásica y de jazz, una pequeña mujer que lo fascina. La mira elegir los discos de su padre, de Nat King Cole y de Crosby.

Cuando años más tarde, se separan, y no vuelven a verse, el personaje busca, sin saberlo a Shimamoto en otras mujeres, y de un modo que raya el humor, la busca en otras personas rengas. Hasta llega a aceptar, alguna vez, una cita a ciegas, sólo porque sabe que la chica que van a presentarle es renga.

Cuando Hajime Shimamoto, ya adultos se reencuentran, ella se ha operado y no renguea más. Y aunque Hajime la encuentre hermosa, y se alegre por ella, siente también angustia por los días perdidos, y extraña su cojera:

“(…) Pero caminar así, uno junto a otro ¿No te parece que es como en los viejos tiempos? ¿Cuándo volvíamos juntos de la escuela?

-Pero tú ya no cojeas como antes.

Shimamoto sonrió y me miró.

-Parece que te sepa mal.

-Tal vez sí- dije y devolví la sonrisa.

-¿De verdad?

-Es broma. Me alegro mucho de que tu pierna esté mejor. Sentía nostalgia, eso es todo, de la época en que cojeabas”.

LA PUERTA DE LA FALLA

La belleza de la prosa está en, además, en mostrar la parte por el todo, las grandes historias se desgranan en momentos, detalles, hay algo de Raymond Carver en contar las historias a través de descripciones minuciosas de las escenas, (una chica que se inclina a poner un disco de pasta en un equipo, y un chico que la mira desde el sillón, suena un viejo disco de pasta, y eso es todo).

Eso es todo, un momento tal como queda en la memoria de alguien, con colores, texturas y sonidos.

El autor es, junto con Banana Yoshimoto uno de los autores contemporáneos japoneses que mayor masividad han alcancanzado en el mundo occidental. Sin embargo es muy distinto de los clásicos japoneses, como Yasunari Kawabata, Yukio Mishima y Kenzaburo Oé. Sus historias pueden ser dramas pero está siempre presente el humor, y una mirada vitalista. Sin embargo quizás el libro más consistente sea Crónica del pájaro que cuerda al mundo (1992). A partir de Kafka en la orilla, el autor acentúa recurso a lo onírico y los textos se vuelven más confusos.

Hay algo de Raymond Carver en la atención al detalle, hay algo de Carson Mc Cullers en la profundidad de los personajes, hay algo de Herman Hesse en la búsqueda existencial. Amar lo bello es obvio. Cuesta más trabajo amar lo chueco. Hay vida siempre en lo imperfecto, por eso nos fascina y queremos mirarlo de cerca. Como la atracción física, no puede explicarse únicamente en la belleza, alguien seduce por los detalles, por su modo de andar, a veces rengo, por su cicatriz torcida. Lo imperfecto nos atrae. Los personajes, fuera del mainstream y buscando mientras avanzan, como en una road movie, logran que el lector se identifique con ellos, los que buscan algo, a veces solos, a veces con otros (Nakata con Hoshino, Sumire con Myu, Watanabe con Naoko).

Porque la soledad es más llevadera si se viaja con un Sputnik (que en ruso significa “compañero”). Murakami es un compañero de viaje.

*Registro de propiedad intelectual

Nro. 828533

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