martes, 27 de enero de 2009

El arte musical del sello ECM

El arte musical del sello ECM

Por Daniel Ruíz*

Este sello Alemán cuyo fundador es el músico Manfred Eicher, a finales de la década del 60 consigue que el "idealismo funcione" y se haga realidad, algo muy utópico para estos tiempos, para ello pone en practica "su propia filosofía de vida" motivo de asombro de todo el medio musical del momento.

El buen arte de escuchar.

Todo el maravilloso mundo musical de ECM (Edición Of. Contemporary Music) se puede sintetizar en una frase: "El buen Arte de escuchar". En 1969, con el rock en su apogeo y una paralela declinación del Jazz, Eicher se dedica a producir una música calma, reflexiva y en Ocasiones esotérica, libre de toda consideración comercial. De muy Prolija producción musical donde nada esta dejado al azar. Desde los Estudios e ingenieros de grabación, Martín Wieland en Stuttgart y Jan Erik en Oslo, pasando por el arte grafico, cuya comunicación Visual es intensa y evocativa, estimulando la imaginación, a veces tan subyugante como la misma música, pasando por la impresión de los discos con el mejor prensado de plaza, invirtiendo millones de dólares en el vinilo de mejor calidad. Lo más importante, cobijar artistas de la talla de Chick Corea, Keith Jarrett, Ralph Towner, John Abercrombie, Jan Garbarek, Bill Connors, Gary Burton, etc.

El saxofonista noruego Jan Garbarek, a quien conoció en el Festival de Jazz de Bologna, Italia en 1968, fue el primer músico que se acercó a Eicher. Sin embargo el primer proyecto de ECM fue un disco del pianista Mal Waldron: "Free at Last", grabado en Noviembre de 1969. Se vendieron 500 copias en una semana, poco más tarde 1000 y al final terminó vendiendo 5000 copias. El disco se pagó rápidamente a sí mismo permitiendo editar el siguiente. El segundo posibilitó el tercero y así sucesivamente hasta el presente con 700 títulos en el mercado, promediando las 20 grabaciones anuales. En 1970 Eicher produce el segundo L.P. África Peppebird, de particular significancia, el grupo de Garbarek compuesto por Rypdal en guitarra, Andersen en bajo y Christensen en batería graban en Oslo bajo la batuta de Kongshaugh y Eicher y así nace un renovado criterio de grabación, distintivo y consecuente en toda las producciones posteriores de ECM.

Los discos salieron sin publicidad. Simplemente aparecieron en las disqueras y pronto se fueron en las manos de unos pocos iniciados. El concepto de marketing de Eicher era simple, que las grabaciones lleguen a la mayor cantidad de gente posible y luego la música haría su propia promoción. Si hablamos de Manfred Eicher, él es un producto de la escena clásica académica. De los 6 hasta los 16 toca violín. En un conservatorio de Berlín cambia por el contrabajo, enriqueciendo sus estudios con investigaciones en el campo de la musicología y la composición. Su breve carrera como bajista incluyo un año de giras con la Filarmónica de Berlín. Manfred descubrió, sin embargo, que tenía más para ofrecer como productor que como interprete y poco a poco fue dejando sus días de músico. El sonido de Eicher es tan distintivo como el que ostenta su marca de fábrica como productor. Las sesiones de grabación de Eicher rara vez superan los dos o tres días. Pero si bien esto destaca la importancia de la espontaneidad, sus proyectos distan mucho de ser caóticos jam sessions. Grabar discos tan rápidamente involucra un gran porcentaje de concentración. Manfred atribuye su éxito en este rubro a sus años como asistente de producción de varios sellos clásicos entre ellos la celebre Deutsche Grammophon, donde aprendió las virtudes de la disciplina dentro de un estudio de grabación. El ingrediente fundamental en una típica grabación de Eicher es la "personalidad". La de Eicher, los artistas y las del técnico en sonido, todas deben fusionarse y trabajar unidas para la concreción final.

Si tuviésemos que encasillar un termino para definir la música de ECM, tal vez la denominaríamos "clasicismo jazz" (nombre que se dio al cool jazz de fines de los 50 y principios de los 60.) Algunos ámbitos de Estados Unidos lo llaman third stream (tercera corriente) una pseudo fusión entre lo clásico y lo popular. Las raíces pueden rastrearse en tres álbumes seminales en este campo: Sunday At The Village Vanguard, de Bill Evans y Footloose de Paul Bley. Ambos discos junto al Kind Of Blue de Miles Davis forman la trilogía para un nuevo modo de expresar la música "de cámara", estos discos poseían una instrumentación que capturaba las sutilezas y el color del sonido de cámara. Más que por cualquier otra cosa, la reputación de ECM proviene de "ese sonido", inconfundible fusión de atmósfera, ambiente, textura, claridad y otras sutilezas diversas que originan el inconfundible sello ECM.

Pero sin embargo con todo lo expuesto ECM no tendría el prestigio que hoy ocupa en el plano discográfico si no fuese por el virtuosismo que puebla su catalogo. Es difícil encontrar en cualquier sello grande, tantos guitarristas con personalidades distintivas como las de ECM. Hay mundos de diferencias entre el estilo de un Egberto Gismonti y el de John Abercrombie, o entre Bill Connors y Ralph Towner o entre los guitarristas eléctricos Pat Metheny y Terje Rypdal. Pero si hay un común denominador, el buen gusto, lo sutil, lo genial y lo atmosférico. Si hablamos de pianistas, remontándonos a los comienzos de ECM es donde aparecen una serie de álbumes de piano solo: Chic Corea Piano Improvisation Vol 1 y 2, Paul Blay Open to Love y el maestro Keith Jarrett Facing You, A los nombrados, además se pueden incluir a John Taylor, Steve Kuhn, Art Lande, Bobo Stenson, Herbie Hancock, Jan Hammer, etc. Las raíces de Eicher como bajista hizo que desfilaran por sus estudios los mejores del momento, como Gary Peacock, Miroslav Vitous, Dave Holland, Charly Haden, Eddie Gomez, Marc Johnson, Palle Danielsson, Stanley Clark, Steve Swallow, Eberhard Weber y el memorable Jaco Pastorius. Si hablamos de bateristas: Paul Motian, Jack Dejohnette, Peter Erskine, Jon Christensen, Barry Altshul, Stu Martin, Roy Hayne, etc. En vientos, trompetistas como Leo Smith, Lester Bowie, Kenny Wheeler, Michel Mantler y saxofonistas, además del nombrado Garbarek, John Surman, Dewey Redman, Anthony Braxton ,Rosco Mitchel y Joseph Jarman.

En fin, el plantel de músicos es excepcional y selecto y se los puede ubicar en diferentes y formidables agrupaciones como el Art Ensemble of Chicago, Old and New Dreams, el American Quartet de Jarrett ó el Jarrets European Quartet, además del Jan Garbareck Group, Ralph Towner Group, Abercrombie Quartet ó el Pat Metheny Group. Fuera del Jazz, ECM extiende sus fronteras al denominado world music incluyendo música de la India, Pakistán, Escandinavia, África y hasta de Latinoamérica en especial Argentina con el maestro del bandoneón Dino Saluzzi y del Brasil con el guitarrista, pianista y compositor Egberto Gismonti.

Resumiendo, en los últimos años, Eicher solicita a los músicos que lo acompañaron a forjar la grandeza de ECM en una selección personal de lo mejor de sus respectivas biografías musicales. Así nace una colección denominada: RARUM.

La misma cuenta con un diseño sobrio y único, acompañada con textos de los propios músicos y entrecruzando los mas variados artistas. Es una interesante propuesta para conocer realmente la idea fundadora de ECM a lo largo de sus treinta años de aparicion.

Finalizando el perfil de ECM y su creador Manfred Eicher, realmente lo justo es, sin duda alguna, homenajear a este mecenas reconocido contribuyente del desarrollo de la música contemporánea y hacedor realmente del "BUEN ARTE DE ESCUCHAR."

Buenos Aires, junio, 2005.

Nota relacionada: Tocando el horizonte


*Columnista del programa "Gigantes bajo el sol" FM 89.3 Radio Libertador de Lomas de Zamora. Se emite los Domingo de 10 a 13:30 Hs.

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